El Espectro de la Ideología (Slavoj Zizek) Resumen

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Introducción

La ideología es una matriz generativa que regula las relaciones.

Hoy se apresuran a renunciar a la noción ideología, pero el alejamiento de la ideología es la forma más precisa para que nos volvamos sus esclavos.

La tarea de la crítica posmoderna de la ideología es designar los elementos que dentro de un orden existente apuntan a un carácter antagonista del sistema y, por lo tanto, permiten que tomemos distancia de la autoevidencia de su identidad establecida.

Lo que realmente importa no es el contenido sino el modo como ese contenido se relaciona con la posición subjetiva supuesta por su propio proceso de enunciación.

Estamos en el espacio ideológico desde el momento en que el contenido es funcional a alguna relación de dominación social de un modo no transparente. La lógica de la legitimación de la relación de dominación debe permanecer oculta para ser efectiva.

El punto de partida debería ser reconocer el hecho que es muy fácil mentir con el ropaje de la verdad.

La forma de mentir con el ropaje de la verdad hoy es el cinismo: “ellos saben muy bien lo que están haciendo, y lo hacen de todos modos.”

La crítica de la ideología debe hacerse través de un abordaje sincrónico que contenga los tres momentos de Hegel: la doctrina: ideología como complejo de ideas; la creencia, la apariencia externa de la ideología en la AIE; y el ritual, como la ideología espontanea que opera en la realidad social en sí.

Zizek propone hacer un recorrido histórico de la noción ideología.

1.      Ideología en sí: La noción ideología se refería a un conjunto de ideas destinadas a convencer al servicio de algún interés inconfeso.

La crítica debía buscar en los síntomas, las rupturas, las tendencias no confesadas.

El principal exponente es Habermas.

Posteriormente surgió el Análisis de discurso.

Para el Análisis del discurso, pretender el acceso a la realidad, el grado cero, es ideológico.

Michel Pecheux: se centra en los mecanismos discursivos que generan la evidencia del sentido. Una estratagema de la ideología es creer que los hechos hablan por sí mismos. Los hechos nunca hablan por sí mismos sino que una red de dispositicos discursivos los hacen hablar. Detrás de todo texto hay un espacio preconstruido discursivamente. Retomando a Lacan, hay que tener presente que nada falta en lo real, toda percepción de una falta o exceso siempre supone un universo simbólico.

Laclau: El significado no es inherente a los elementos de una ideología como tal sino que estos elementos funcionan como significantes flotantes cuyo significado es fijado por el modo de articulación hegemonica. Un significante se une a determinadas cadenas. La cuestión es que ninguna de estas cadenas de equivalencias es verdadera, ninguna está inscripta en la naturaleza. El discurso que logre apropiarse del significante en disputa dependerá de la lucha por la hegemonía cuyo resultado nunca está garantizado por ninguna necesidad o alianza natural.
En la articulación hegemonía, el lugar que el significante ocupe en una cadena no le otorga una connotación secundaria que completaría su significado literal sino que este complemento redefine retrospectivamente la identidad de ese significante.

2.      Ideología para sí: La noción ideología está materializada en las prácticas.

Foucault: Los procedimientos disciplinarios designan el punto en que el poder se inscribe directamente sobre el cuerpo, pasando por alto la ideología. El abandono del termino ideología produce una debilidad en el pensamiento foucaultiano ya que el abismo que separa al Poder del micropoder no puede ser franqueado.

Althusser: Tiene una ventaja sobre Foucault ya que desde el principio concibe estos microprocedimientos como parte de los AIE, como mecanismos que para apropiarse de los individuos suponen siempre una ya presencia del Estado, la relación transferencial del individuo con el poder del Estado o con el gran Otro ideológico a través de la interpelación.

3.      La noción de ideología ya no se concibe como mecanismo homogéneo que garantiza la reproducción social sino que son procedimientos heterogéneos y vagamente relacionados entre sí cuyo alcance sólo es localizado.

Hoy se habla de una sociedad post ideológica, pero la referencia a la existencia de una instancia extra ideológica es un gesto ideológico por excelencia.

La ideología no es todo; es posible suponer una posición que nos permita mantener una distancia con respecto a ella, pero este lugar desde el que se puede denunciar la ideología debe permanecer vacio, no puede ser ocupado por ninguna realidad definida positivamente. En el momento en que caemos en esa tentación, volveremos a la ideología.

EL último recurso de la ideología deberíamos encontrarlo en que no hay realidad sin el espectro, el circulo de la realidad sólo se puede cerrar por el misterioso complemento espectral.

Lacan: la realidad no es la cosa en sí, sino que está ya siempre simbolizada, constituida, estructurada por mecanismos simbólicos. El problema reside en que esa simbolización siempre fracasa, nunca logra cubrir por completo lo real, siempre hay una deuda simbólica pendiente. Este real siempre regresa bajo la forma de apariencia espectral.

El espectro no debe confundirse con la ficción simbólica. La realidad tiene estructura de relato de ficción porque es construída simbólicamente. La realidad nunca es ella misma. Siempre se presenta a través de su simbolización incompleta / fracasada. El espectro aparece en la brecha entre la realidad de lo real, el espectro da cuerpo a lo que escapa de la realidad, a lo real.

Lo espectral llena el hueco de lo real. Lo que el espectro oculta no es la realidad sino lo reprimido en ella, lo irrepresentable, sobre cuya represión se funda la realidad.

Ejemplo: la lucha de clases designa el antagonismo que impide a la realidad constituirse como una totalidad cerrada.

La paradoja es que la sociedad se mantiene unida por el antagonismo que impide su cierre.

En el sentido lacaniano, la lucha de clases es real, un impedimento que hace surgir siempre nuevas simbolizaciones que intentan integrarse, pero que fracasan.

La lucha de clases es el límite, ubicado dentro de lo social, que nos impide ver la sociedad como una totalidad cerrada.

Toda posición está sobredeterminada por la lucha social. (Todo pasa por la dinámica de la lucha de clases, no hay nada por fuera)

La invisibilidad de la lucha de clases es un efecto de la lucha de clases.

La lucha de clases como antagonismo.

La interpretación del antagonismo social como real, no como realidad, permite contradecir la idea de abandonar la noción de ideología.

La constitución misma de la realidad social supone una represión primordial de un antagonismo. Lo que sostiene a la crítica de la ideología no es la realidad sino lo real reprimido del antagonismo.

El núcleo traumático, un antagonismo fundamental que no se puede simbolizar, es un desequilibrio que impide la totalidad armónica. Se intenta curar la herida a través de una imposición de una estructura simbólica equilibrada, pero siempre llevará al fracaso.

Lo real del antagonismo se escapa por completo.  
Lo real, el trauma que estructura la realidad social, emerge a través de la distorsión y de la disimulación (Lacan)

La realidad misma, en la medida en que es regulada por una función simbólica, oculta lo real de un antagonismo; y es este real, excluido de la función simbólica, lo que retorna bajo el aspecto de apariencia espectral.

La espectralidad como aquello que llena el vacio irrepresentable del antagonismo, de lo real no simbolizado.

En la libertad, se rompe la realidad simbólica. No sólo tememos al espectro, sino también a la libertad (lo no simbólico)
La libertad no solo trasgrede los limites de la realidad sino también cancela nuestra obligación primordial hacia el Otro espectral.

Debemos revolverle la centralidad al antagonismo social en la problemática de la ideología.

Balibar: el antagonismo como el límite inherente que atraviesa la sociedad y le impide constituirse como una entidad encerrada en sí misma, completa, positiva.

El psicoanálisis no viene a llenar el hueco que dejó el materialismo histórico sino que permite conceptualizar el hueco como irreductible, porque es constitutivo.

Teoría de los sueños de Freud: Dentro de un sueño hay un núcleo duro de lo real, bajo la forma de sueño en otro sueño, donde la distancia con respecto a la realidad parece duplicada.  

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