¿Cómo inventó Marx el síntoma? Zizek Slavoj (Resumen)

 Tanto en Marx como en Freud el secreto a develar no es el contenido oculto bajo la forma sino que el secreto a develar es la forma. ¿Por qué determinada mercadería / sueño adquirió determinada forma.

La interpretación de los sueño no se puede reducir a descubrir el pensamiento latente.

Deseo inconsciente – núcleo oculto – pensamiento latente – disimulación del deseo inconsciente – se disfraza el núcleo.

La forma mercancía nos ofrece una clave para comprender otros fenómenos.

Hemos de analizar  la génesis de la forma mercancía. No basta con reducir la forma a la esencia, el núcleo, hay que analizar el proceso por el cual el contenido encubierto asume esa forma.

En la estructura de la forma mercancía se puede encontrar el sujeto trascendental.

El dinero posee un carácter material sublime, cuya consistencia es indestructible e inmutable, subsiste más allá de lo físico, sustentado en el orden simbólico.

En el intercambio hay una dimensión de abstracción real de la cual nadie da cuenta. La efectividad social del intercambio radica en el desconocimiento de la lógica del mercado.

La ideología no es una falsa conciencia, una representación ilusoria, es una realidad social cuya existencia implica el no conocimiento de sus participantes en lo que se refiere a su esencia, implica que no sepan lo que están haciendo.
El síntoma implica un cierto no conocimiento por parte del sujeto. El sujeto puede gozar su síntoma solo en la medida en que su lógica se le escapa y la interpretación de la lógica implica la disolución del síntoma. 

El síntoma es un elemento particular que subvierte su fundamento universal. (El síntoma es constitutivo)

El rasgo esencial del fetichismo de la mercancía no consiste en el reemplazo de los hombres por cosas, sino que consiste en un falso reconocimiento con respecto a la relación entre una red estructurada y uno de sus elementos;  aquello que es efecto estructural, una efecto de la red de relaciones entre los elementos, como si esta propiedad también  perteneciera a la red fuera de sus relaciones con los demás elementos. Este falso reconocimiento puede tener lugar en una “relación entre cosas” así como en una  “relación entre hombre.

Este reconocimiento anticipa la teoría del espejo de Lacan: sólo reflejándose en otro puede alcanzar la identidad propia y enajenada.

En vez de ponerse de manifiesto las relaciones sociales entre personas aparecen disfrazadas de relaciones sociales entre las cosas.

"El proceso de  intercambio de mercancías implica un cierto desconocimiento (que implica la diferencia con lo oculto: desconocer es no querer saber) un cierto no conocimiento, este no conocimiento seria el sostén de las relaciones sociales de intercambio,  Zizek  lo conceptualiza como un síntoma  social, que solo se pude gozar en la medida en que la lógica de funcionamiento se nos escapa, es decir el intercambio solo es posible en la medida que en que su lógica se nos escapa. Esta sería una parte estructural de la forma mercancía, sería constitucional, estructural; una condición de la realidad un punto que hace de cierre a la realidad
Este síntoma está sostenido y anticipado por una realidad prediscursiva, es decir  funciona en la medida en que hay un discurso, que genera practicas, rituales, argumentaciones, que intentan anticipar las relaciones sociales.”

En Marx, ellos no lo saben, pero lo hacen. (Ingenuidad. Falsa conciencia) El objetivo será hacer consciente esta ideología, pero hay un punto clave, la realidad no puede reproducirse sin la ideología. (paradoja)
El pensamiento cínico implica que ellos saben muy bien lo que hacen, pero aún así, lo hacen. Reconocen que detrás de un universal ideológico existe un interese particular, pero aún conservan la máscara. La crítica a la ideología deja de funcionar. Se presupone que vivimos en una sociedad post ideológica, sin embargo, el pensamiento cínico deja intacto el nivel fundamental de la fantasía ideológica, el nivel en el que la ideología estructura la realidad social.

La ilusión ideológica no reside en el saber, en el conocimiento, sino en la práctica, en lo que la gente hace. En la práctica, actúan “como si” el dinero fuera una encarnación de la riqueza, son fetichistas en la práctica.

Lo que no saben es el hecho que en su realidad, es su actividad social, están orientados por una ilusión fetichista. La ilusión estructura su práctica. Ésta ilusión de pasar por alto lo que estructura nuestra realidad, se llama fantasía ideológica.

Cuando somos víctimas del fetichismo, la propiedad particular asume la forma de universal.

La creencia se materializa en nuestra práctica social. La creencia sostiene la fantasía que regula la realidad social. La realidad social se apoya en el “como si” Cuando se pierde la creencia, la trama social se desintegra. 

Encontramos razones para justificar nuestra creencia porque ya creemos; no creemos porque encontramos buenas razones para hacerlo.

Althusser le falto explicar cómo se internaliza el AIE, como produce el efecto ideológico.

La maquina externa, los AiE, ejercen su fuerza en la medida en que se experimenta, en el inconsciente del sujeto, como un mandamiento traumático, sin sentido. Sin embargo, la internalización no es plena, siempre habrá un residuo que lejos de obstaculizar la sumisión total, es condición de ella. Este plus sin sentido, no integrado, es lo que sostiene la ideología. 

Althusser no explica lo que pasa antes de ser cautivo de la interpelación, el sujeto es atrapado por el Otro mediante un objeto-causa del deseo en pleno Otro, mediante ese secreto que está oculto en ese Otro.

La fantasía da soporte a la realidad. 
Despierta para eludir el real de su deseo.

La realidad es una construcción de la fantasía que permite enmascarar lo real de nuestro deseo.

Sucede lo mismo con la ideología. La ideología no es algo que creamos para escapar de la realidad sino que es una construcción de la fantasía que sirve de soporte a nuestra realidad. Es una ilusión que estructura nuestras relaciones sociales y encubre un núcleo insoportable, real, imposible. No ofrece un punto de fuga sino que ofrece una realidad social como huida de un núcleo traumático.

La tesis lacaniana señala que siempre existe un duro núcleo, un resto que persiste y no puede ser reducido a un universal ilusorio. Solo nos acercamos a ese núcleo en el efecto sueño. En el sueño nos acercamos a ese marco de fantasía que determina nuestra actividad, nuestro modo de actuar en la realidad.

La ideología obstaculiza el estado real, intentamos romper el sueño ideológico, deshaciéndonos de la ideológica, pero la única manera de romper el sueño ideológico es confrontar lo Real de nuestro deseo que anuncia ese sueño.

La diferencia entre la perspectiva marxista y la perspectiva lacaniana:

En el marxismo, la mirada ideológica es una mirada parcial que pasa por alto la totalidad de las relaciones sociales. El fetiche oculta la red positiva de relaciones sociales.

En la lacaniana, la ideología designa una totalidad que borra las propias huellas de su imposibilidad. El fetiche de Freud oculta la falta en torno a la cual se articula la red simbólica.

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